viernes, 14 de julio de 2017

El extranjero

Si cada vez que cojo el coche tuviera ideas así...

Un extranjero con el corazón roto por el centro,
En el centro de la ciudad dónde llovía en seco,
En seco arrasaba el huracán un perdón maltrecho,
Maltrecho se hallaba el ánimo y el amor del extranjero.

Que había pasado era una pesadilla y un hecho,
El hecho es que seguía lloviendo y no había techo,
Sin tocar techo, ni límites, ni mucho menos cielo, 
El cielo se deshilachaba con jirones del presente traicionero.

Bajando la calle se tiró cuesta abajo y sin frenos,
Sin frenos hacia la perdición y el ocaso del invierno,
Un invierno que sería resbaladizo como el hielo,
Un hielo que no se derrite ni en hornos de fuego. 

Se paró en seco delante de una tienda de sombreros,
El sombrero ya no dejaba que la lluvia le llegara al seso,
Los sesos que volaron bastante más cerca que lejos,
Lejos, bien lejos de aquel lugar inhóspito y enfermo. 

Y ahí sigue caminando sin rumbo el extranjero,
El extranjero que carga con el puñal en el pecho,
El pecho que no late tan fuerte como hace un momento,
Un momento que acaba con el sin sentido de todo esto.